martes, 1 de noviembre de 2011

Varela y un finlandés entran en un supermercado...


y se encuentran esto que se puede ver en la fotografía que encabeza el post. En un principio, Varela, muy dado a la experimentación, decide comprarlo sin atreverse a preguntarle al finlandés que caraja es. Así, Varela es un puto loco, que el tío habla con sus zapatillas porque ponen converse... (breve momento de reflexión)...ok, esto sobraba, ni tan siquiera es mio joder...

El tema es que llegado a casa, dispuesto a comerse esto que, según su humilde punto de vista, en la foto parece carne picada. Descubrió el pastel:


¿Que cojonacos es esto? Pues bien, a un finlandés no le preguntaría, pero si a su amigo google traductor, que le está acompañando en esta travesía por el desierto de la comprensión de idioma ajeno. Así que, raudo y veloz, corrió al ordenador a comprobar que se disponía a devorar. ¿"Maksalaatikko"? Caja de hígado, ¿Comorl? Caja de hígado. "Me cago en panete" - esgrimió.

Podría haberlo tirado, pero tenía fé de que sea como el vino, que con el tiempo mejorase, que se conviertiese en su ansiada carne picada o, yo que sé, en una pizza. Jesús convirtió agua en vino y, vale, no le quiero comparar con Suso, el hijo del jefe, pero... ¿No podría mejorar el esta caja de hígado hasta el punto de que fuese comestible? ¡Pues a la nevera va!

Pasó el tiempo, la fecha de caducidad ya no se leía, se intuía. Así que decidió tirarlo, pero no por ello cerraría este capítulo. Unos días más tarde, hablando con sus compañeros de clase finlandeses, decidió contarle esta misma anécdota a modo de risa. Así es el, un bufón, un esclavo del humor. Lejos de reir, se escandalizaron, ¡atreverse a tirar una caja de hígado! a alguno incluso le parecía una aberración tirarla una vez caducada. Le comentaron maravillas de ella, así que ese mismo día, fiel a esa capacidad tan suya de dejarse convencer fácilmente, volvió al lugar del crimen y se adjudicó otra.

Craso error. ¿De verdad alguien se esperaba otra cosa? El conglomerado hígado-uvas pasas-arroz que trae en su interior dió pronto con sus huesos en el cubo de la basura... definitivamente, Varela, por mucho que quiera aparentar, no está todavía preparado para la comida escandinava.

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