viernes, 11 de noviembre de 2011

El del corte de pelo

Moi (que no es mucho en gallego sino hola en finés) chavalada. Antes de iniciar mi Erasmus, siempre previsor, me corté el pelo para no tener que hacerlo aquí. Estaba acojonado por, llegado el día, no supiese explicar como lo quería. Al poco de estar aquí, y mejorar mi inglés, mis temores se transladaron del lenguaje al bolsillo. Finlandia es caro, no me cansaré de repetirlo, y cortarse el pelo no es una excepción. Si encuentras una por 20 euros, date por satisfecho.

Y la encontré. Así que visto que a mi pelo le urgía un arreglo y que el otro día me encontré 5 euros en el bus, decidí darme el lujazo.

Pero la cosa no empezó bien. Con el nivel de inglés que aquí tienen y me toca una peluquera que lo único que sabía decir era "I don't speak English", eso si, pronunciado perfectamente. A duras penas, señalandole unas fotos, conseguí explicarle como lo quería.

Y la cosa no fue mal. El corte me gustó. Pero entonces... Comenzó el descalabro. Bendita la hora en la que le dije si a peinarme. Por algún motivo, desconozco cual, la chica pensó que sería buena idea esculpirme una cresta. Algo debió ver en mis faciones que lo merecía, porque juro que yo no había señalado algo ni parecido. Me costó contener la risa mientras cincelaba tal majestuosidad, pero al salir corrí a casa del otro Dani, en parte para enseñarselo rápido, en parte para que me viera el menor número de personas posibles.

Compartidas las carcajadas con el, ahora quiero compartirlas con vosotros. He aquí el documento, disfruten.

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